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miércoles, 28 de diciembre de 2011

LOS SANTOS INOCENTES.


«Se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto»



Hoy celebramos la fiesta de los Santos Inocentes, mártires. Metidos en las celebraciones de Navidad, no podemos ignorar el mensaje que la liturgia nos quiere transmitir para definir, todavía más, la Buena Nueva del nacimiento de Jesús, con dos acentos bien claros. En primer lugar, la predisposición de san José en el designio salvador de Dios, aceptando su voluntad. Y, a la vez, el mal, la injusticia que frecuentemente encontramos en nuestra vida, concretado en este caso en la muerte martirial de los niños Inocentes. Todo ello nos pide una actitud y una respuesta personal y social.

San José nos ofrece un testimonio bien claro de respuesta decidida ante la llamada de Dios. En él nos sentimos identificados cuando hemos de tomar decisiones en los momentos difíciles de nuestra vida y desde nuestra fe: «Se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto» (Mt 2,14). 

Nuestra fe en Dios implica a nuestra vida. Hace que nos levantemos, es decir, nos hace estar atentos a las cosas que pasan a nuestro alrededor, porque —frecuentemente— es el lugar donde Dios habla. Nos hace tomar al Niño con su madre, es decir, Dios se nos hace cercano, compañero de camino, reforzando nuestra fe, esperanza y caridad. Y nos hace salir de noche hacia Egipto, es decir, nos invita a no tener miedo ante nuestra propia vida, que con frecuencia se llena de noches difíciles de iluminar.

Estos niños mártires, hoy, también tienen nombres concretos en niños, jóvenes, parejas, personas mayores, inmigrantes, enfermos... que piden la respuesta de nuestra caridad. Así nos lo dice Juan Pablo II: «En efecto, son muchas en nuestro tiempo las necesidades que interpelan a la sensibilidad cristiana. Es la hora de una nueva imaginación de la caridad, que se despliegue no sólo en la eficacia de las ayudas prestadas, sino también en la capacidad de hacernos cercanos y solidarios con el que sufre».

Que la luz nueva, clara y fuerte de Dios hecho Niño llene nuestras vidas y consolide nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad.

La sangre de los inocentes continua empapando la historia actual de todo el mundo



“Entonces Herodes al verse burlado por los magos, se enfureció y mando matar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores”. Mateo 2:16.
Es el cuarto día de Navidad y hoy celebremos un día de niños. De unos niños que fueron juzgados como una amenaza para Herodes. Es un suceso horripilante que Mateo nos informa. Desgarra nuestros corazones y deja en nosotros mucha tristeza.
Es una matanza de inocentes que no tenían nada que ver con las luchas por el poder existentes, y que tampoco tenían planes: simplemente les toco vivir en el lugar equivocado y en el tiempo equivocado. Es un relato horroroso que por desgracia, se repite de una u otra forma en todas las epocas y generaciones.
También en las ultimas décadas, ha habido matanza de inocentes. También hoy hay Herodes, cortados por el mismo patrón, alimentados por los mismos temores y prejuicios.
Los Reyes Magos no volvieron con Herodes a informarle sobre el Niño y esto le provoco una rabia furiosa y puso en marcha la carnicería con la que pretendía salvaguardarse de un Niño.
Duele, y mucho, el crimen del aborto: un asesinato que acaba con la vida de un inocente que ni siquiera puede defenderse, ya que sus gritos de dolor no pueden ser escuchados. Hay niños y también muchos, que mueren de hambre, no obstante que en la mesa de la creación hay pan para todos. Hay niños que son lastimados en su inocencia, ya que hay nuevos Herodes que les arrebatan uno de los valores mas grandes de su interior, al ser acosados y lastimados sexualmente.
La sangre de los inocentes continua empapando la historia actual de todo el mundo. La Navidad es, sin embargo, la promesa de que la vida vencerá a la muerte.
Del Salmo 123: Nuestra vida escapo como un pájaro de la trampa de los cazadores.
Textos Bíblicos: 1 Juan 1:5-2:2 | Mateo 2:13-18

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