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lunes, 7 de noviembre de 2011

QUINCE MINUTOS CON MI ÁNGEL DE LA GUARDA.

Líbrame de accidentes. 

Querido Ángel Custodio mío, te ruego que me protejas y me libres de todo accidente, especialmente cuando salgo a la calle, que no sé con seguridad si volveré sano y salvo.
Tú estás a mi lado para protegerme en todo, especialmente en la vida espiritual, que es la que más importa para la salvación. Pero sabes muy bien que la vida material y los sucesos de la vida cotidiana pueden influir positiva o negativamente en mi alma, y por eso te pido que me defiendas de las tentaciones del demonio, y también de sus trampas, incluso físicas, como accidentes y desgracias, que él tiende para llevarme a la postración y al desaliento.
¡Cuántos casos hay en la historia en que el Ángel de la Guarda de las personas las ha salvado de innumerables desgracias! Pues yo también quiero ser uno de esos que dan testimonio de la ayuda de su Ángel bueno, y por eso te pido encarecidamente que me libres de todo mal, tanto del alma como del cuerpo, de peligros próximos o lejanos, ya que en estos tiempos los demonios se han derramado por el mundo con furia demoledora.
Pero yo sé muy bien que tú, Ángel Custodio mío, tienes suficiente poder para mantener a raya a mi adversario, y es por eso que me encomiendo a ti con plena confianza, sabiendo que no desoirás mis súplicas.
¡Bendito seas Ángel de mi Guarda!

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