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jueves, 6 de septiembre de 2012

Oraciones para la fiesta del Nacimiento de María:

Revelaciones de Jesús a la
Beata Ana Catalina Emmerick
 



   
   Vi muchas cosas relacionadas con Santa Brígida y tuve conocimiento de varias comunicaciones hechas a esta santa sobre la Concepción Inmaculada y la Natividad de María. Recuerdo que la Virgen Santísima le dijo que cuando las mujeres embarazadas santifican la víspera del día de su Nacimiento, ayunando y recitando con devoción nueve veces el Ave María, en honor de los nueve meses que Ella había pasado en el seno de su madre, y cuando renuevan con frecuencia este ejercicio de piedad en el curso de su preñez y la víspera de su alumbramiento, acercándose con piedad a los sacramentos, lleva Ella esas oraciones ante Dios y les obtiene un parto feliz, aunque las condiciones se presenten difíciles.


   En cuanto a mí, se me acercó la Virgen y me dijo, entre otras cosas, que quien en el día de hoy, (festividad del Nacimiento de La Virgen) por la tarde, recite con devoción nueve veces el Ave María en honor de su permanencia de nueve meses en el seno de su madre (Santa Ana) y de su nacimiento, y continúe durante nueve días este ejercicio de piedad, da a los ángeles cada día nueve flores destinadas a formar un ramillete que Ella recibe en el cielo y presenta a la Santísima Trinidad, con el fin de obtener una gracia para la persona que ha dicho esas mismas oraciones.

   Más tarde me sentí transportada a la altura, entre el cielo y la tierra. Debajo estaba la tierra, oscura y esfumada. En el cielo, entre los coros de los ángeles y santos, vi a la Santísima Virgen ante el trono de Dios. Pude ver construir para Ella, con las oraciones y las devociones de los fieles del mundo dos puertas o tronos de honor que crecían hasta formar iglesias, palacios y ciudades enteras. Me admiró que estos edificios estuvieran hechos totalmente de plantas, flores y guirnaldas, expresando, las diversas especies, la naturaleza y el mérito de las oraciones, dichas por los individuos o por las comunidades. Vi que para conducirlo hastael cielo los ángeles y santos tomaban todo esto de entre las manos de quienes decían tales oraciones. 



  Vi muchas cosas relacionadas con Santa Brígida y tuve conocimiento de varias comunicaciones hechas a esta santa sobre la Concepción Inmaculada y la Natividad de María. Recuerdo que la Virgen Santísima le dijo que cuando las mujeres embarazadas santifican la víspera del día de su Nacimiento, ayunando y recitando con devoción nueve veces el Ave María, en honor de los nueve meses que Ella había pasado en el seno de su madre, y cuando renuevan con frecuencia este ejercicio de piedad en el curso de su preñez y la víspera de su alumbramiento, acercándose con piedad a los sacramentos, lleva Ella esas oraciones ante Dios y les obtiene un parto feliz, aunque las condiciones se presenten difíciles.


En cuanto a mí, se me acercó la Virgen y me dijo, entre otras cosas, que quien en el día de hoy, (festividad del Nacimiento de La Virgen) por la tarde, recite con devoción nueve veces el Ave María en honor de su permanencia de nueve meses en el seno de su madre (Santa Ana) y de su nacimiento, y continúe durante nueve días este ejercicio de piedad, da a los ángeles cada día nueve flores destinadas a formar un ramillete que Ella recibe en el cielo y presenta a la Santísima Trinidad, con el fin de obtener una gracia para la persona que ha dicho esas mismas oraciones.

   Más tarde me sentí transportada a la altura, entre el cielo y la tierra. Debajo estaba la tierra, oscura y esfumada. En el cielo, entre los coros de los ángeles y santos, vi a la Santísima Virgen ante el trono de Dios. Pude ver construir para Ella, con las oraciones y las devociones de los fieles del mundo dos puertas o tronos de honor que crecían hasta formar iglesias, palacios y ciudades enteras. Me admiró que estos edificios estuvieran hechos totalmente de plantas, flores y guirnaldas, expresando, las diversas especies, la naturaleza y el mérito de las oraciones, dichas por los individuos o por las comunidades. Vi que para conducirlo hastael cielo los ángeles y santos tomaban todo esto de entre las manos de quienes decían tales oraciones. 




   Vi muchas cosas relacionadas con Santa Brígida y tuve conocimiento de varias comunicaciones hechas a esta santa sobre la Concepción Inmaculada y la Natividad de María. Recuerdo que la Virgen Santísima le dijo que cuando las mujeres embarazadas santifican la víspera del día de su Nacimiento, ayunando y recitando con devoción nueve veces el Ave María, en honor de los nueve meses que Ella había pasado en el seno de su madre, y cuando renuevan con frecuencia este ejercicio de piedad en el curso de su preñez y la víspera de su alumbramiento, acercándose con piedad a los sacramentos, lleva Ella esas oraciones ante Dios y les obtiene un parto feliz, aunque las condiciones se presenten difíciles.


En cuanto a mí, se me acercó la Virgen y me dijo, entre otras cosas, que quien en el día de hoy, (festividad del Nacimiento de La Virgen) por la tarde, recite con devoción nueve veces el Ave María en honor de su permanencia de nueve meses en el seno de su madre (Santa Ana) y de su nacimiento, y continúe durante nueve días este ejercicio de piedad, da a los ángeles cada día nueve flores destinadas a formar un ramillete que Ella recibe en el cielo y presenta a la Santísima Trinidad, con el fin de obtener una gracia para la persona que ha dicho esas mismas oraciones.

   Más tarde me sentí transportada a la altura, entre el cielo y la tierra. Debajo estaba la tierra, oscura y esfumada. En el cielo, entre los coros de los ángeles y santos, vi a la Santísima Virgen ante el trono de Dios. Pude ver construir para Ella, con las oraciones y las devociones de los fieles del mundo dos puertas o tronos de honor que crecían hasta formar iglesias, palacios y ciudades enteras. Me admiró que estos edificios estuvieran hechos totalmente de plantas, flores y guirnaldas, expresando, las diversas especies, la naturaleza y el mérito de las oraciones, dichas por los individuos o por las comunidades. Vi que para conducirlo hastael cielo los ángeles y santos tomaban todo esto de entre las manos de quienes decían tales oraciones. 


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