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domingo, 16 de septiembre de 2012

Yo estuve en misa.


24 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO.

(Marcos 8,27-35)

El evangelio de hoy es muy bonito, aunque a veces las cosas reales son duras y difíciles y no tan bonitas como imaginamos o nos gustarían que fuesen.

     Ese es el verdadero mensaje que Jesucristo quiere dar desde este evangelio. 
Cuenta Marcos, que las gente se preguntaban que ¿quien era Jesús? Las personas que le habían visto realizar milagros, creian que no era un hombre normal, que era especial y unos pensaban que era Juan Bautista, otros creían que era Elias, o algún profeta nuevo. También eso puede pasarnos a nosotros, sabemos que Jesús es el Hijo de Dios. Pero no alcanzamos a comprender porque siendo Hijo de Dios tuvo que sufrir tanto en este mundo. 
     Él se lo hace saber a sus discípulos, que su vida será de sufrimiento y les cuenta sin ocultar nada de la realidad a la que ha venido al mundo y todo lo que le espera.
     ¿Quien decís vosotros que soy yo? 
     Pedro a quien Dios Padre había iluminado para responder bien la pregunta de Jesús al reconocerlo como Mesías, no comprende entonces como el Mesías va a sufrir tanto. Y se revela ha aceptar ese destino que Jesús habla de sufrimiento. A veces a las personas nos sucede como a Pedro, tenemos sufrimientos y nos gustaría que nuestra vida fuese de otra manera, algo mejor como nos imaginamos que son las cosas mejores. En este Evangelio Jesús viene ha decirnos que no nos dejemos engañar por nuestros deseos e ilusiones. Se nos presenta como lo que es: El Mesías que viene a salvar el mundo, pero no como el mundo lo espera. Él viene como un simple hombre que cumple la voluntad de su Padre y no como el super héroe que a veces queremos que sea Dios en nuestras vidas.
     Por eso al terminar este evangelio Jesús hace una invitación. Nos invita a seguirlo si queremos ser salvados. Pero quiere que sepamos que seguir a Dios es aceptar las cosas tal y como son, no esperando que Dios se adapte y se acomode a lo que nosotros creemos que es lo mejor. Jesús nos invita a ser realista y consecuentes con lo que tenemos y coger todo, lo bueno y lo malo y seguirlo. 
     El no dice: Los que me entendáis seguidme.
     Ni tampoco dice: los que seáis más buenos seguidme.
     No.
    Jesús lo que dice es que el que se quiera ir con Él tendrá que negarse a si mismo y  cargar con su cruz. Porque la realidad a la que viene es a amar a los demás más que a si mismo. Y es una realidad dura de enfrentar, por eso Jesús es muy sincero y dice que ha venido a sufrir al mundo. Porque para que un hombre pueda amar por encima de su persona a un enemigo, hay que negarse y hay que querer hacedlo con todas las consecuencias. Nadie está obligado a hacer la voluntad del Padre, tampoco Jesús estaba obligado, lo hacia porque quería y porque sabia que solo amando a los demás uno puede salvarse. Por eso en este evangelio nos invita a seguirlo, pero sabiendo que el camino de la salvación no es fácil. Aunque si Él lo ha conseguido, todo el que quiera hacerlo con Él, lo conseguirá.

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