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domingo, 12 de enero de 2014

YO ESTUVE EN MISA: Festividad del Bautismo del Señor.


Mt 3,13-17

     En la Fiesta del Bautismo del Señor, con la que cerramos el tiempo de Navidad, renovamos nuestro propio bautismo. Quizá no nos acordemos de la fecha en la que fuimos bautizados, pero sería bueno conocerla y celebrarla. Últimamente el papa Francisco ha hablado de la importancia del día de nuestro bautismo. Ha dicho: “aunque muchos no tenemos el mínimo recuerdo de la celebración de este sacramento, estamos llamados a vivir cada día aspirando a la vocación que en él recibimos”.


     En la escena evangélica del bautismo escuchamos: “Este es mi Hijo, el amado, mi predilecto”. También nosotros recibimos esa palabra del Padre en nuestro bautismo. Una palabra de amor, de predilección, de ser especiales no por nada en específico, de ser especiales por ser y por ser en sus manos. Y esto, lógicamente, da una solidez enorme a la vida, por muchas dificultades que venga. Sentirnos queridos por Dios es lo más fuerte que nos puede pasar, porque ya sabemos que el Amor de Dios se comunica con los hermanos. Es fuente siempre de Amor.
      Ojalá que en la eucaristía del bautismo del Señor, los sacerdotes aspergen abundantemente con el agua, que nos recuerda la gracia de este sacramento.







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