Quien encuentra a Jesús empieza a ver.
Jn 4, 5-42
A la samaritana le cambia la mirada su encuentro con Jesús. Algo se ha iluminado para siempre en su historia, en su rostro, en sus ojos.
Cuando nos encontramos con Cristo, a la vera del pozo que sacia nuestra sed, terminamos transformados. Ella ya no volverá a ser la misma. Su pasado quedó superado, ahora comienza una nueva etapa, en la que se irradia la luz.
Dejemos en este tiempo de Cuaresma espacio para el encuentro con el Señor, de calidad. La oración, la adoración, la contemplación del misterio de Jesús que camina hacia la Cruz, nos pueden ayudar en esta nueva manera de mirar y de estar en el mundo. Para luego anunciar, como la samaritana, con Quién nos hemos encontrado.
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