Mt 20,1-16
¿Se puede cuantificar el Amor de Dios? ¿Podemos exigirle a Dios una paga? ¿Somos conscientes de lo que recibimos de Él, de su balanza generosa? Ojalá en estos tiempos que habitamos, todos tuviéramos que relacionarnos con un propietario tan bueno y generoso como el de la parábola.
Esto nos llevaría a cambiar nuestra vara de medir, porque Dios no quiere nuestras calculadas medidas. Su medida es amar sin medida. ¿Eso puede molestar a alguien? Quizá algunos tuvieron que llegar más tarde a la viña, porque no se enteraron de la oferta del trabajo o por otras dificultades. Hay gente buena, como el propietario, que intenta tratar a todos con igualdad, dignidad y justicia, un actitud que ha de contagiarse a todos los sectores de esta sociedad globalizada. Convenzámonos: estar con Jesús es ya el mayor tesoro.
A cualquier hora que vengas, Señor, estaré deseoso de ir a trabajar a tu viña. Que cuentes conmigo es el mejor regalo que puedo recibir. No se puede comparar con ninguna paga humana.
fuente: http://blogs.21rs.es/kamiano/2014/09/15/la-mejor-balanza/comment-page-1/#comment-10612