El voluntariado para la salud es un carisma de nuestras parroquias que debemos de tener muy en cuenta. Colaborar en todo lo que necesiten y ayudar para que no se sientan solos. Sobre todo rezar mucho por ellos, para que Dios les de palabras de sabiduria y consuelo a los enfermos que visitan y a sus familias, en especial a aquellas personas que dedican su vida a cuidar a un enfermo. Recemos al Padre para que en sus corazones pueda nacer un Jesús sanador.
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