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lunes, 6 de abril de 2020

Durante el confinamiento con niños.

Actividades para Educación Infantil

Desde el blog de Blanca (os dejo el enlace para llegar a él al final del post) podéis acceder a una serie de enlaces de libros y cuentos para explicar a los más jóvenes de casa lo que estamos viviendo a nivel mundial con la pandemia causada por el Covid-19 y porqué debemos permanecer en casa. 

Aunque hace mucho que este blog no se actualiza, quería en estos días de confinamientos, transmitiros a todos mi cariño y mi esperanza, y he pensado que utilizar este aporte de Blanca es un bien útil para quienes estáis pasando estos días en casa con peques. 

Animo a todos, saldremos de esta, tengamos un poco de paciencia y aprovechemos el tiempo para hacer actividades con los nuestros en nuestro hogar. 

Para llegar al blog de Blanca, pincha aquí: https://www.actividadeseducainfantil.com/2020/04/todo-saldra-bien-12-cuentos-1-juego.html

lunes, 26 de enero de 2015

AUDIO CUENTOS DESCARGABLES:

     ¿No te ha pasado a veces que quieres trabajar con un cuento con los peques en casa, en clase y te falla la conexión a Internet?
    Y chaf...
     Todo se chafa. Pues aquí te dejo un enlace que te lleva a una pagina que contiene diferentes titulos de cuentos populares para que puedes descargar en tu pc o table.

                                                                Pincha en la imagen para ir al enlace.



fuente: http://www.actividadeseducainfantil.com/2015/01/audiocuentos-descargables.html

viernes, 14 de marzo de 2014

DIALOGOS DE PASIÓN: Hablan Jesús y su Padre.

En sus «Diálogos de Pasión», José Luis Martín Descalzo imagina una serie de diálogos que Jesús mantiene con los personajes de la pasión antes de que ésta comience, y cierra la serie con dos diálogos con Satanás y con el Padre. Este último diálogo (que es, en definitiva, una glosa de algunas ideas del discurso de Jesús en la Cena) es el que a continuación se reproduce.


JESÚS:
Ahora, Padre, que se acerca el momento de volver a tus manos (si es que puede volver quien jamás se ha alejado), déjame agradecerte este don de ser hombre que Tú me regalaste durante treinta años.
Ha sido hermoso ¿sabes? Hermoso y doloroso, es bien cierto, mas, sobre todo, hermoso. Tener carne, sentirme débil, conocer el paso del tiempo por tus horas, amar desde más cerca y uno a uno, tender la mano a los amigos, comer con ellos en la misma mesa y ver sus ojos líquidos que tratan de decirte que te quieren, aunque luego mil veces su pobre corazón se descarríe.
¿Sabes, Padre?. Siempre quise a los hombres, pero ahora se diría que me he enamorado de ellos, precisamente porque son tan pequeños y necesitan tanto. Ahora ya no sabría vivir sin ser humano y por eso te pido -es mi último deseo en este mundo- que me permitas seguir siéndolo en las anchas praderas de lo eterno.
Déjame que me lleve este cuerpo, y estas manos, y estos ojos que en la tierra aprendieron a reir y llorar (nunca lo hicimos antes), y estos pies caminantes, y el pobre corazón, que fue, lo que mejor nos salió en los siete días iniciales.
No creas que me olvido del mal y de la muerte. ¿Cómo podría hacerlo ahora que los siento subir hacia mis venas? Yo conozco la fría violencia del hombre y el egoísmo sucio que respira su alma y sus pulmones. He visto la serpiente de su odio enroscándoseme en torno de mi vida; mas también he medido su ignorancia, su mirada de niños descarriados y he gustado el vino más hermoso: el del perdón. ¿Qué Dios seríamos nosotros si no tuviéramos nada que perdonar? 
El mal del hombre permite que se vea lo más hondo de nuestro ser, la última razón de nuestra triple existencia, ya que amor sin perdón es medio amor. 

EL PADRE.
Bien se nota, hijo mío, que estás enamorado, pues hasta en sus defectos encuentras Tú virtudes. Mas yo voy a decirte que todo eso es cierto...muy relativamente. El hombre sólo es grande porque lo has sido Tú. Yo, que le amo tanto como puedas amarle, sé que hay hombres y hombres, sé cuántos viven muertos, y que, sin Ti, el puente entre el cielo y la tierra seguiría desierto y destruido. Ahora Tú has construido el nuevo puente, ahora Tú te has cruzado entre el hombre y nosotros, y ya no puedo verles sin verte siempre a Ti. 
Cuando miro sus manos recuerdo que son Tuyas, cuando leo sus ojos reflejan tu mirada, ya no hay «hombres», hay «Tú» multiplicado. ¿Cómo podría amarte sin amarles? ¿Cómo podría amarles sino amándote a Ti?
Gracias a Ti empiezan a ver que soy su Padre. Has cumplido tu oficio de buen hijo anunciándome y atando para siempre mis manos de justicia que ya se han vuelto manos solamente de amor.
Y sé muy bien cuánto dolor ha sido necesario para lograrlo. ¿Crees que no he visto tu espalda flagelada, tus sienes destrozadas, tus manos malheridas? ¡Si apenas puedo mirarte, Hijo, sin romper a llorar! ¡Si casi me arrepiento de haberte permitido ese descenso!
Así es fácil ser hombre: ¡subidos encima de tu sangre! Tienen vida porque cabalgan en tu muerte, son divinos porque Tú eres hombre y porque has muerto Tú.
Y ahora, Hijo, termina tu tarea, Tu Padre está contento porque el Hijo mayor está volviendo con mil millones de hijos pródigos cargados en su espalda. Y todos brillan como Tú, y Tú vuelves como un doble Dios con tanto engendramiento.
Ven, Hijo, ven y tráelos, que el Espíritu y Yo os esperamos para abrazaros por toda la Eternidad.

fuente: http://webcatolicodejavier.org/hablan.html

viernes, 21 de febrero de 2014

CUENTOS PARA NIÑOS: Amor y compromiso.

Cuento narrado para niños que nos enseña que el amor no es un sentimiento sino un gran compromiso con Dios y con los demás.


jueves, 13 de febrero de 2014

La Leyenda del Petirrojo: La Misa, Marca de Cristo

Petirrojo
Un hermoso día de primavera, una pareja de avecillas —eran grises e insignificantes— estaban sentadas en su nido, en un arbusto denso que se apoyaban en el muro de Jerusalén. En el nido había tres pequeños huevos. Dentro de pocos días debían salir los pichones.
De repente desde la cercana puerta de la ciudad se oía una gritería. Apareció una masa de gente enardecida de cólera. Un soldado sentado en su caballo abría el desfile de los militares armados. Luego se veía a tres hombres, cargando cada uno con su cruz. Uno de ellos llamaba la atención por su porte noble en medio de la tortura y humillación. A los que llevaban al Gólgota, donde se realizaban los ajusticiamientos de muerte.
Entonces acontecieron muchas cosas que no se podían distinguir bien. Pero luego la pareja de avecillas vio lo siguiente: el hombre de porte noble —Jesucristo, nuestro Salvador— fue estrechado sobre la cruz que se había tirado al suelo. Un tipo particularmente rudo sacó un clavo del grosor de un dedo meñique, de 20 centímetros de largo. Arrastró la mano hasta el extremo del transversal y comenzó a clavar la mano en la madera. Cuando vieron esto las avecillas, sus plumas se pusieron de punta de terror. El ave madre dijo: "Tenemos que ayudar". El papá dijo: " Sencillamente les quitamos los clavos". Dicho y hecho. Volaron al lugar de la crucifixión y se sentaron en la cajita de los clavos. El ave mamá tomó la punta más delgada en su pico y el papá la parte superior. Con mucho esfuerzo levantaron vuelo. Cuando llegaron al arbusto dejaron caerlo entre las ramas y desapareció. Antes de continuar con la tarea tenían que mirar el nido para asegurarse que todo estaba bien. Cuando llegaron de nuevo al lugar donde estaban las cruces el verdugo estaba justo clavando la otra mano de Jesús en la cruz. Vio a las avecillas y les gritó: "¡Malditas, aléjense!" Y los ahuyentó con su pesado martillo. Luego buscó los clavos restantes y encontró solo uno, el tercero. Lo agarró y blasfemaba porque le hacía falta el cuarto clavo. Le habían malogrado su cruel tarea. ¿Cómo continuar con la crucifixión? Luego puso los pies de Jesús uno sobre el otro y los perforó son un solo clavo para fijarlos en la cruz.
Con mucha gritería e insultos levantaron la cruz. Cuando las avecillas vieron a Jesús colgado entre tantos dolores, dijo el papá: "Lo que se ha clavado se puede sacar otra vez. Ven, vamos a sacar los clavos". Ambas avecillas volaron hasta la cruz, se sentaron en el palo horizontal e intentaron con un máximo esfuerzo sacar el clavo. Sus fuerzas no eran suficientes para logarlo. Jesús los miró con gratitud. Luego volvieron a su nido. Allí vieron que las plumas de sus pechos estaban pintadas de rojo con la sangre de la mano de Jesús.
El día domingo los pichones salieron de sus huevos. Era la mañana de Pascua de Resurrección. Los papás alimentaban a sus pequeños y trajeron lo mejor que podían encontrar. Cuando hicieron una pausa, sentados en el borde del nido, la mamá dijo: "Papá, mira. Nuestros hijos tienen plumas rojas". El papá miró y dijo: "Es verdad. Justo donde también nosotros tenemos las manchas de sangre del crucificado de anteayer". —Él nos lo ha dejado a nosotros y a nuestros niños como recuerdo", dijo la mamá. Era verdad. Como señal de gratitud por su esfuerzo por el Salvador crucificado estas avecillas grises y insignificantes llevan un el pecho y la garganta una mancha roja. Por eso se llaman petirrojos. En cada Santa Misa estamos junto a la cruz. Su pasión y su muerte, su sacrificio es para nosotros. Recordamos como Jesús sufrió tanto por nosotros el Viernes Santo. Debería sucedernos igual que a las avecillas grises: Que nos preocupemos por Jesús, que le ayudemos, que tomemos parte en su sacrificio que le ayudemos en su cuidado por los hombres. Entonces seremos marcados y sellados por Jesús. No llevamos una mancha roja visible. Sin embargo nuestro corazón estará lleno de Él, dispuesto para Él y del mismo sentir con Él. El Apóstol San Pablo dice: "Cristo vive en mí y yo en Él". Este es el efecto más hermoso de la Santa Misa: Cuando el cristiano se convierte más y más en Cristo.




sábado, 1 de diciembre de 2012

CUENTO EL ÁRBOL DE NAVIDAD:



Para hacer esta actividad 1º contar a los peques el cuento y luego preparar la actividad manual.
Para ello fotocopiar la ficha directamente en cartulina verde. puede recortarse o picar a punzón por la linea de puntos. Decorar con gomet, pegatinas o adornos a elegir. Encajar las dos partes por el ensamblaje del centro que ha de estar cortado  por la linea de puntos.



CUENTO LOS CAMELLOS GORDITOS:


Inma en su blog  APRENDEMOS EN RELI nos propone para este adviento este bonito y original cuento de Navidad. Como propuesta nos ofrece este diseño, puedes pasar por su entrada abajo enlazada en la fuente que te llevará a su sitio original, allí encontrarás más ideas.


Para realizarlo debes imprimir en estos dos archivos en dpf.

CUENTO:
https://dl.dropbox.com/u/52912482/ANEXO%20FICHA%203%20-%20CUENTO%20CAMELLOS%20GORDITOS.pdf

IMAGENES DEL CUENTO:
https://dl.dropbox.com/u/52912482/ANEXO%20FICHA%203%20-%20%20IM%C3%81GENES.pdf




¿Me dejas un comentario?

jueves, 12 de julio de 2012

EL PRINCIPE Y EL PODER MAGICO.


Érase una vez en un país lejano un magnífico palacio donde vivían dichosos un rey y una reina con su hijo. Los tres se querían mucho y lo pasaban de maravilla juntos. El rey y la reina tenían mucho amor por el príncipe, y éste por ellos.

Dijo cierto día el padre:
—Hijo, voy a encargarte una misión muy importante que sólo tú puedes realizar.

—Padre —repuso el príncipe—, te quiero tanto que haré cualquier cosa que me pidas.
—Deseo que vayas al pueblo que hay al otro lado de las montañas y lleves a la gente de allí el amor y la alegría de que gozamos en nuestro palacio.

lunes, 9 de julio de 2012

CUENTO DE TOLSTOI.


Una buena manera de enseñar a discernir el bien moral puede ser la que nos brinda la literatura. El autor saca enorme partido a relatos que plantean cuestiones morales. Lo importante es la reflexión posterior. Un buen ejemplo es el que brinda Tolstoi con la historia titulada El viejo abuelo y el nieto, dice así:
El abuelo se había hecho ya muy viejo. Sus piernas no le obedecían, sus ojos ya no veían ni sus oídos oían, y además carecía de dientes. Cuando comía, la comida se le caía de la boca.
El hijo y la nuera dejaron de sentarle a la mesa y le servían las comidas detrás de la estufa. En cierta ocasión le llevaron la cena en un cuenco y cuando el anciano fue a cogerlo, se le cayó al suelo y se le hizo añicos. La nuera empezó a quejarse de su suegro, diciendo que lo rompía todo, y juró que desde aquél día le daría de comer en un balde de lavar los platos. El anciano se limitó a suspirar sin decir nada.
Poco después, el marido y su esposa vieron a su hijo pequeño jugando en el suelo con algunas planchas de madera; estaba intentando construir algo. Movido por la curiosidad, el padre le preguntó: “¿Qué estás haciendo, Misha?” y Misha respondió: “papá, estoy fabricando un balde para daros de comer en él cuando tú y mamá seáis viejos”.
El marido y la mujer se miraron y empezaron a llorar, sintiéndose avergonzados de haber tratado así al abuelo.

lunes, 18 de junio de 2012

EL SOLDADITO DE PLOMO.






Érase una vez un niño que tenía muchísimos juguetes. Los guardaba todos en su habitación y, durante el día, pasaba horas y horas felices jugando con ellos.

Uno de sus juegos preferidos era el de hacer la guerra con sus soldaditos de plomo. Los ponía enfrente unos de otros, y daba comienzo a la batalla. Cuando se los regalaron, se dio cuenta de que a uno de ellos le faltaba una pierna a causa de un defecto de fundición.

No obstante, mientras jugaba, colocaba siempre al soldado mutilado en primera línea, delante de todos, incitándole a ser el más aguerrido. Pero el niño no sabía que sus juguetes durante la noche cobraban vida y hablaban entre ellos, y a veces, al colocar ordenadamente a los soldados, metía por descuido el soldadito mutilado entre los otros juguetes.

Y así fue como un día el soldadito pudo conocer a una gentil bailarina, también de plomo. Entre los dos se estableció una corriente de simpatía y, poco a poco, casi sin darse cuenta, el soldadito se enamoró de ella. Las noches se sucedían deprisa, una tras otra, y el soldadito enamorado no encontraba nunca el momento oportuno para declararle su amor. Cuando el niño lo dejaba en medio de los otros soldados durante una batalla, anhelaba que la bailarina se diera cuenta de su valor por la noche , cuando ella le decía si había pasado miedo, él le respondía con vehemencia que no.

Pero las miradas insistentes y los suspiros del soldadito no pasaron inadvertidos por el diablejo que estaba encerrado en una caja de sorpresas. Cada vez que, por arte de magia, la caja se abría a medianoche, un dedo amonestante señalaba al pobre soldadito.

Finalmente, una noche, el diablo estalló.
-¡Eh, tú!, ¡Deja de mirar a la bailarina!
El pobre soldadito se ruborizó, pero la bailarina, muy gentil, lo consoló:
-No le hagas caso, es un envidioso. Yo estoy muy contenta de hablar contigo.
Y lo dijo ruborizándose.

¡Pobres estatuillas de plomo, tan tímidas, que no se atrevían a confesarse su mutuo amor!

Pero un día fueron separados, cuando el niño colocó al soldadito en el alféizar de una ventana.

-¡Quédate aquí y vigila que no entre ningún enemigo, porque aunque seas cojo bien puedes hacer de centinela!-

El niño colocó luego a los demás soldaditos encima de una mesa para jugar.

Pasaban los días y el soldadito de plomo no era relevado de su puesto de guardia.
Una tarde estalló de improviso una tormenta, y un fuerte viento sacudió la ventana, golpeando la figurita de plomo que se precipitó en el vacío. Al caer desde el alféizar con la cabeza hacia abajo, la bayoneta del fusil se clavó en el suelo. El viento y la lluvia persistían. ¡Una borrasca de verdad! El agua, que caía a cántaros, pronto formó amplios charcos y pequeños riachuelos que se escapaban por las alcantarillas. Una nube de muchachos aguardaba a que la lluvia amainara, cobijados en la puerta de una escuela cercana. Cuando la lluvia cesó, se lanzaron corriendo en dirección a sus casas, evitando meter los pies en los charcos más grandes. Dos muchachos se refugiaron de las últimas gotas que se escurrían de los tejados, caminando muy pegados a las paredes de los edificios.

Fue así como vieron al soldadito de plomo clavado en tierra, chorreando agua.

-¡Qué lástima que tenga una sola pierna! Si no, me lo hubiera llevado a casa -dijo uno.

-Cojámoslo igualmente, para algo servirá -dijo el otro, y se lo metió en un bolsillo.

Al otro lado de la calle descendía un riachuelo, el cual transportaba una barquita de papel que llegó hasta allí no se sabe cómo.

-¡Pongámoslo encima y parecerá marinero!- dijo el pequeño que lo había recogido.

Así fue como el soldadito de plomo se convirtió en un navegante. El agua vertiginosa del riachuelo era engullida por la alcantarilla que se tragó también a la barquita. En el canal subterráneo el nivel de las aguas turbias era alto.

Enormes ratas, cuyos dientes rechinaban, vieron como pasaba por delante de ellas el insólito marinero encima de la barquita zozobrante. ¡Pero hacía falta más que unas míseras ratas para asustarlo, a él que había afrontado tantos y tantos peligros en sus batallas!

La alcantarilla desembocaba en el río, y hasta él llegó la barquita que al final zozobró sin remedio empujada por remolinos turbulentos.

Después del naufragio, el soldadito de plomo creyó que su fin estaba próximo al hundirse en las profundidades del agua. Miles de pensamientos cruzaron entonces por su mente, pero sobre todo, había uno que le angustiaba más que ningún otro: era el de no volver a ver jamás a su bailarina...

De pronto, una boca inmensa se lo tragó para cambiar su destino. El soldadito se encontró en el oscuro estómago de un enorme pez, que se abalanzó vorazmente sobre él atraído por los brillantes colores de su uniforme.

Sin embargo, el pez no tuvo tiempo de indigestarse con tan pesada comida, ya que quedó prendido al poco rato en la red que un pescador había tendido en el río.
Poco después acabó agonizando en una cesta de la compra junto con otros peces tan desafortunados como él. Resulta que la cocinera de la casa en la cual había estado el soldadito, se acercó al mercado para comprar pescado.

-Este ejemplar parece apropiado para los invitados de esta noche -dijo la mujer contemplando el pescado expuesto encima de un mostrador.

El pez acabó en la cocina y, cuando la cocinera la abrió para limpiarlo, se encontró sorprendida con el soldadito en sus manos.

-¡Pero si es uno de los soldaditos de...! -gritó, y fue en busca del niño para contarle dónde y cómo había encontrado a su soldadito de plomo al que le faltaba una pierna.

-¡Sí, es el mío! -exclamó jubiloso el niño al reconocer al soldadito mutilado que había perdido.

-¡Quién sabe cómo llegó hasta la barriga de este pez! ¡Pobrecito, cuantas aventuras habrá pasado desde que cayó de la ventana!- Y lo colocó en la repisa de la chimenea donde su hermanita había colocado a la bailarina.

Un milagro había reunido de nuevo a los dos enamorados. Felices de estar otra vez juntos, durante la noche se contaban lo que había sucedido desde su separación.

Pero el destino les reservaba otra malévola sorpresa: un vendaval levantó la cortina de la ventana y, golpeando a la bailarina, la hizo caer en el hogar.

El soldadito de plomo, asustado, vio como su compañera caía. Sabía que el fuego estaba encendido porque notaba su calor. Desesperado, se sentía impotente para salvarla.

¡Qué gran enemigo es el fuego que puede fundir a unas estatuillas de plomo como nosotros! Balanceándose con su única pierna, trató de mover el pedestal que lo sostenía. Tras ímprobos esfuerzos, por fin también cayó al fuego. Unidos esta vez por la desgracia, volvieron a estar cerca el uno del otro, tan cerca que el plomo de sus pequeñas peanas, lamido por las llamas, empezó a fundirse.

El plomo de la peana de uno se mezcló con el del otro, y el metal adquirió sorprendentemente la forma de corazón.

A punto estaban sus cuerpecitos de fundirse, cuando acertó a pasar por allí el niño. Al ver a las dos estatuillas entre las llamas, las empujó con el pie lejos del fuego. Desde entonces, el soldadito y la bailarina estuvieron siempre juntos, tal y como el destino los había unido: sobre una sola peana en forma de corazón.




viernes, 8 de junio de 2012

LOS CUENTOS DEL ABUELO ANACLETO.

 Encontré una pagina de los Dominicos, donde puedes leer muchos cuentos . Este es su enlace: http://www.dominicos.org/infantil/cuentos/default.htm una vez alli solo tienes que seguir los pasos que te explican muy bien para ler los cuentos del ABUELO ANACLETO.


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domingo, 12 de febrero de 2012

EL ÁRBOL DE LOS AMIGOS.


     Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el trayecto a nuestro lado, viendo pasar muchas lunas, pero otras apenas las vemos entre un paso y el otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.
Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza a uno de nuestros amigos.
Los primeros que nacen del brote son nuestros amigos Papá y Mamá que nos muestran lo que es la vida.
Después vienen los "amigos hermanos" con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.
Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bién.
Además el destino nos presenta a otros amigos, que no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.
A muchos de ellos los denominamos "amigos del alma" del corazón, son sinceros , son verdaderos. Saben cuando no estamos bién, saben lo que nos hace felices y aveces uno de esos amigos del alma "estalla" en nuestro corazón, y pasan a convertirse en un "amigo enamorado" Eso da brillos a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
Por otra parte, también existen aquellos amigos por un tiempo quizas por unas vacaciones o unos dias o unas horas. Ellos suelen colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estemos cerca. Y hablando de cerca, no podemos olvidar a "amigos distantes" a aquellos que estan en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla, siempre aparecen entre una hoja y otra.
Nuestras hojas, varias naceran en otro verano y otras permaneceran muchas estaciones.
Pero las que nos dejan más felices son aquellas que no cayeron, que continuan cerca alimentándonos con su amistad.
Te deseo hoja de mi árbol: PAZ, AMOR, SALUD, SUERTE, simplemente porque cada persona que pasa por nuestra vida es ÚNICA y siempre deja un poco de SÍ y se lleva un poco de nosotros.
Tal vez haya quienes se llevaran mucho, pero no habrá ni una sola persona que no deje algo.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida... y una prueba evidente de que "las almas nunca se encuentran por casualidad"
Anónimo.

domingo, 5 de febrero de 2012

LA LEYENDA DE SAN JORGE.



 Ven a ver esta bonita leyenda ilustrada al blog de cuentos de Pecas. Un blog donde Pecas tiene una colección de cuentos que te gustaran, el enlace debajo del dibujo.

sábado, 17 de diciembre de 2011

EL BARQUITO.

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LA PLANTA DE TOMATES.




La Planta De Tomates

"Quisiera ser una planta", dijo Basilio entre dientes, mientras ayudaba a su abuelo a regar el jardín.

"Estas plantas tienen suerte. Se quedan en el mismo lugar aquí toda su vida".

"No tienes ningún entusiasmo por mudarte, ¿eh, Basy", dijo el abuelo con compasión.

El papá de Basilio había obtenido un empleo nuevo en otro estado.

Basilio metió su pie en una yerba mala. "Tendré que hacer amigos, y tendré que acostumbrarme a un colegio nuevo".

Dio un suspiro mientras vaciaba la regadera.

"Déjame mostrarte algo", dijo el abuelo.

Lo llevó a unos estantes al lado del garaje. "¿Ves estas plantas?", dijo, señalando a unas vasijas sobre los estantes.

Basilio asintió. "Todas son plantas de tomates", observó.

"¿Pero, por qué están todas en vasijas de diferentes tamaños?".

"Mientras van creciendo, las muevo a recipientes más grandes", explicó el abuelo. "Mucha gente no sabe que la planta de tomate es una de las pocas, sino la única planta, que mejora con el trasplante.

Yo las trasplanto dos o tres veces, y esto las hace más fuertes. Las raíces son mejores, y la planta entera produce más fruto".

El abuelo hizo una pausa, luego añadió: "Quizá el Señor también te está transplantando para hacerte más fuerte".

"¡Yo no soy una planta!"

El abuelo se rió. "No", asintió. "Pero el Señor sabe que a veces nos ponemos más fuertes en diferentes situaciones.

Las dificultades hacen que enterremos nuestras "raíces" más profundamente en Él, y entonces podemos ser más fructíferos para Él".

El abuelo apretó el hombro de Basilio. "No te alejes del trasplante", le animó.

"Permite que Dios te fortalezca a través de Jesús".

DE: Mar.

sábado, 19 de noviembre de 2011

EL SAPO Y LA MARIPOSA.

Un estanque. En él, un sapo. Tiene hambre. No obstante, desenrolla su lengua y empuja hacia la orilla a la mariposa, que estaba a punto de ahogarse.
Conversan.
Ella le cuenta las maravillas del inmenso mundo que se extiende más allá del estanque.
Él quiere volar y no se eleva.
Siguen conversando.
Él le cuenta las maravillas del inmenso mundo que se extiende más allá de la superficie
Ella quiere bucear y, nuevamente, lo intenta. Esta vez, la certeza la empuja con mayor vehemencia.
Con la ayuda del sapo, desciende hacia las profundidades en el interior de una burbuja, que se hace cada vez más pequeña. Ilusionada, le implora al sapo continuar
Apenas muere, la engulle. Mientras la digiere, recuerda la angustia de la mariposa cuando estuvo a punto de ahogarse en la superficie. El sapo hace el amago de volar.

FUENTE:

Rafael R. Valcárcel )

http://www.nocuentos.com


viernes, 18 de noviembre de 2011

IMAGENES MÁS QUE TEXTOS.

Una vez una profesora quiso dar una clase a sus alumnos sobre Jesús. Como buena pedagoga, empezó hablando de Jesús, sin decir su nombre, esperando que los alumnos adivinaran de quien estaba hablando.

Empezó diciendo:
Os voy a contar la historia de una persona muy bondadosa, que nació muy pobre, de tal modo que ni siquiera los vecinos se enteraron de su nacimiento. Nació por ocasión de un largo viaje de sus padres. Como era pobre, nadie les acogió, ellos tampoco tenían dinero para irse a un hotel. Tuvo que nacer en una choza abandonada, quizá una cabaña de pastores, que guardaban el ganado en la montaña, donde se refugiaban cuando venían a la aldea.

Después este niño creció y aprendió el arte y el oficio de su padre que era carpintero. Fue ayudante de su padre hasta ser un joven maduro… Todo el mundo le conocía como el hijo del carpintero.