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sábado, 15 de diciembre de 2018

Oración de la familia ante el Nacimiento en la Nochebuena (Antes de las 12)

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     Lector 1: Querido Padre, Dios del cielo y de la tierra: En esta noche santa te queremos dar gracias por tanto amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Bendícenos en este día tan especial en el que esperamos el nacimiento de tu Hijo. Ayúdanos a preparar nuestros corazones para recibir al Niño Jesús con amor, con alegría y esperanza. Estamos aquí reunidos para adorarlo y darle gracias por venir a nuestro mundo a llenar nuestras vidas. Hoy al contemplar el pesebre recordamos especialmente a las familias que no tienen techo, alimento y comodidad. Te pedimos por ellas para que la Virgen y San José les ayuden a encontrar un cálido hogar. 
     
   Lector 2: Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos regalarle a otros el amor que Tu nos muestras día a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu abundante misericordia. Que junto con tus Ángeles y Arcángeles vivamos siempre alabándote y glorificándote. (En este momento alguien de la familia pone al Niño Jesús en el pesebre o si ya esta allí se coloca un pequeño cirio o velita delante de El). 

     Lector 3: Santísima Virgen Maria, gracias por aceptar ser la Madre de Jesús y Madre nuestra, gracias por tu amor y protección. Sabemos que día a día intercedes por nosotros y por nuestras intenciones, gracias Madre. Querido San José, gracias por ser padre y protector del Niño Jesús, te pedimos que ruegues a Dios por nosotros para que seamos una familia unida en el amor y podamos ser ejemplo de paz y reconciliación para los demás. Amén 

Rezar: 1 Padre Nuestro, 1 Ave Maria, 1 Gloria 

Fuente: http://blogcatolicodesantos.blogspot.com.es/2014/12/oraciones-para-la-cena-de-navidad.html

viernes, 21 de febrero de 2014

Oración para monaguillos:


Señor,
Te doy mi vida entera.
Ayúdame a servir.
Enséñame a ser fiel y constante.
Haz que irradie tu amor
a los que me rodean.
Que pueda ser testigo de tu mensaje
en todas partes.
Si no, todo lo que hago ahora
será sólo apariencia e hipocresía.
Que pueda servirte con dignidad en el Altar
y ponga en el servicio a Ti y a los demás
todo mi corazón.
Virgen María,
enséñame a amar y servir a Jesucristo
como tú lo hiciste
y como lo hacen contigo
los ángeles en el Cielo.

Amén

martes, 31 de diciembre de 2013

Oraciones para fin de año:



Señor, Dios...
Dueño del tiempo y de la eternidad.
Tuyo es el hoy y el mañana, el pasado y el futuro.
Al terminar este año quiero darte gracias,
por todo aquello que recibí de TI.

Gracias por la vida y el amor, por las flores,
el aire y el sol, por la alegría y el dolor,
por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.

Te ofrezco cuanto hice en este año.
El trabajo que pude realizar,
las cosas que pasaron por mis manos,
y lo que con ellas pude construir.

Te presento a las personas que a lo largo de estosmeses amé,
las amistades nuevas y los antiguos amores,
los más cercanos a mí,
y los que están más lejos, los que me dieron su mano,
y aquellos a los que pude ayudar.
Con los que compartí la vida,  el trabajo, el dolor y la alegría.

Pero también, Señor hoy quiero pedirte perdón.
Perdón por el tiempo perdido, por el dinero mal gastado.
Por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías y por el trabajo mal hecho.
Y perdón por vivir sin entusiasmo.
También por la oración, que poco a poco,
fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte.

Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente.
Te pido perdón.

Pronto iniciaremos un nuevo año y detengo mi vida,
ante el nuevo calendario aún sin estrenar.
Te presento estos días, que sólo TU sabes, si llegaré a vivirlos.

Hoy te pido para mí y los míos, la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia, la claridad y la sabiduría.

Quiero vivir cada día con optimismo y bondad.
Llevando a todas partes, un corazón lleno de comprensión y paz.
Cierra Tú mis oídos, a toda falsedad.
Y mis labios, a palabras mentirosas,
egoístas, mordaces o hirientes.
Abre en cambio mi ser a todo lo que es bueno.
Que mi espíritu, se llene sólo de bendiciones,
y las derrame a mi paso.

Cólmame de bondad y de alegría,
para que cuantos conviven conmigo,
o  los que se acerquen a mí, encuentren en mi vida,
un poquito de TI.

Danos un año feliz y enséñanos a repartir felicidad.


Más oraciones aquí:



miércoles, 27 de noviembre de 2013

ORACIONES PARA ADVIENTO Y NAVIDAD:





 Desde el blog amigo REFLEJOS DE LUZ te trigo esta entrada con una serie de oraciones muy bonitas para este Adviento y esta Navidad. Para poder verlas y descargarlas tienes que ir a este enlace:(ENLACE)

sábado, 20 de julio de 2013

ORACIÓN OFICIAL DE LA JMJ:


¡Oh Padre! enviaste a Tu Hijo Eterno para salvar el mundo y elegiste hombres y mujeres para que, por Él, con Él y en Él proclamaran la Buena Noticia a todas las naciones. Concede las gracias necesarias para que brille en el rostro de todos los jóvenes la alegría de ser, por la fuerza del Espíritu, los evangelizadores que la Iglesia necesita en el Tercer Milenio. 

¡Oh Cristo! Redentor de la humanidad, Tu imagen de brazos abiertos en la cumbre del Corcovado acoge a todos los pueblos. En Tu ofrecimiento pascual, nos condujiste por medio del Espíritu Santo al encuentro filial con el Padre. Los jóvenes, que se alimentan de la Eucaristía, Te oyen en la Palabra y Te encuentran en el hermano, necesitan Tu infinita misericordia para recorrer los caminos del mundo como discípulos misioneros de la nueva evangelización.

¡Oh Espíritu Santo! Amor del Padre y del Hijo, con el esplendor de Tu Verdad y con el fuego de Tu amor, envía Tu Luz sobre todos los jóvenes para que, impulsados por la Jornada Mundial de la Juventud, lleven a los cuatros rincones del mundo la fe, la esperanza y la caridad, convirtiéndose en grandes constructores de la cultura de la vida y de la paz y los protagonistas de un nuevo mundo.

¡Amén!

lunes, 23 de julio de 2012

Las quince oraciones de Santa Brígida para rezar durante un año



Primera oración


¡Oh Jesucristo, sois la eterna dulzura de todos los que os aman;
 la alegría que sobrepasa todo gozo y deseo; la salvación y esperanza 
de todos los pecadores! Habéis manifestado no tener mayor deseo que 
el de permanecer en medio de los hombres, en la tierra. 
Los amáis hasta el punto de asumir la naturaleza humana, en la plenitud 
de los tiempos, por amor a ellos.
Acordaos de todos los sufrimientos que habéis soportado desde el instante
de vuestra Concepción y especialmente durante vuestra Sagrada Pasión; 
tal como fue decretado y ordenado desde toda la eternidad,según el plan divino.
Acordaos, Oh Señor, que durante la última cena con vuestros discípulos l
es lavasteis los pies; y después, les disteis vuestro Sacratísimo Cuerpo
 y vuestra Sangre Preciosísima. 
Luego, confortándolos con dulzura, les anunciasteis vuestra próxima Pasión.
Acordaos de la tristeza y amargura que habéis experimentado en vuestra Alma,
 como Vos mismo lo afirmasteis, diciendo: "Mi Alma está triste hasta la muerte".
Acordaos de todos los temores, las angustias y los dolores que habéis
soportado en vuestro Sagrado Cuerpo antes del suplicio de la crucifixión. 
Después de haber orado tres veces, todo bañado de sudor sangriento, 
fuisteis traicionado por vuestro discípulo, Judas; 
apresado por los habitantes de una nación que habíais escogido y enaltecido. 
Fuisteis acusado por falsos testigos e injustamente juzgado por tres jueces; 
todo lo cual sucedió en la flor de vuestra madurez, y en la solemne estación pascual.
Acordaos que fuisteis despojado de vuestra propia vestidura, y revestido 
con manto de irrisión. Os cubrieron los ojos y la cara infligiéndoos bofetadas. 
Después, coronándoos de espinas, 
pusieron en vuestras manos una caña. Finalmente, fuisteis atado a la columna, 
desgarrado con azotes, y agobiado de oprobios y ultrajes.
En memoria de todas estas penas y dolores, que habéis soportado antes de
vuestra Pasión en la Cruz, concededme, antes de morir, una contrición verdadera, 
una confesión sincera y completa, adecuada satisfacción,
 y la remisión de todos mis pecados. Amén.


Segunda oración


¡Oh Jesús, verdadera libertad de los ángeles y paraíso de delicias! 
Acordaos del horror y la tristeza con que fuisteis oprimido, cuando vuestros enemigos,
 como leones furiosos, os rodearon con miles de injurias: salivazos, bofetadas, 
laceraciones, arañazos y otros suplicios inauditos. Os atormentaron a su antojo. 
En consideración a estos tormentos y a las palabras injuriosas os suplico,
 ¡Oh mi Salvador, y Redentor!, que me libréis de todos mis enemigos visibles e invisibles 
y que bajo Vuestra protección, hagáis que yo alcance la perfección de la salvación eterna.
 Amén.


Tercera oración


¡Oh Jesús, Creador del Cielo y de la Tierra, al que nada puede contener ni limitar!
 Vos abarcáis todo y todo es sostenido bajo vuestra amorosa potestad. 
Acordaos del dolor muy amargo que sufristeis cuando los judíos, con gruesos
 clavos cuadrados, golpe a golpe clavaron vuestras Sagradas Manos y Pies a la Cruz.
 Y, no viéndoos en un estado suficientemente lamentable para satisfacer su furor, 
agrandaron vuestras Llagas, agregando dolor sobre dolor. 
Con indescriptible crueldad, extendieron vuestro Cuerpo en la Cruz y, 
a fuerza de jalones y de violentos estirones, en todas direcciones, d
islocaron vuestros Huesos.
¡Oh Jesús!, en memoria de este santo dolor que habéis soportado con tanto amor
 en la Cruz, os suplico me concedáis la gracia de temeros y amaros.
 Amén.


Cuarta oración


¡Oh Jesús, Médico Celestial, elevado en la Cruz para curar nuestras llagas con las vuestras!
 Acordaos de las contusiones y los desfallecimientos que habéis sufrido en todos 
vuestros miembros, que fueron distendidos a tal grado que no ha habido dolor
semejante al vuestro. Desde la cabeza hasta la planta de los pies, ninguna parte de vuestro
 Cuerpo estaba exenta de tormentos. Sin embargo, olvidando todos vuestros sufrimientos,
 no dejasteis de pedir por vuestros enemigos a vuestro Padre Celestial, diciéndole:
 "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".
Por esta inmensa misericordia, y en memoria de estos sufrimientos, os hago esta súplica: 
conceded que el recuerdo de vuestra muy amarga Pasión, nos alcance una perfecta 
contrición, y la remisión de todos nuestros pecados. 
Amén.


Quinta oración


¡Oh Jesús, espejo del Resplandor Eterno! Acordaos de la tristeza aguda que habéis 
sentido al contemplar con anticipación las almas que habían de condenarse. 
A la luz de vuestra Divinidad habéis vislumbrado la predestinación de aquellos que 
se salvarían mediante los méritos de Vuestra Sagrada Pasión. Simultáneamente habéis 
contemplado tristemente la inmensa multitud de réprobos que serían condenados 
por sus pecados; y os habéis quejado amargamente de esos desesperados, perdidos y 
desgraciados pecadores.
Por este abismo de compasión y piedad, y principalmente por la bondad que demostrasteis 
hacia el buen ladrón, diciéndole: "Hoy estarás conmigo en el Paraíso", hago esta súplica,
 Dulce Jesús. Os pido que a la hora de mi muerte tengáis misericordia de mí.
 Amén.



Sexta oración


¡Oh Jesús, Rey infinitamente amado y deseado! Acordaos del dolor que habéis sufrido 
cuando, desnudo y como un criminal común y corriente, fuisteis clavado y elevado en la Cruz. 
También fuisteis abandonado de todos vuestros parientes y amigos, con la excepción 
de vuestra muy amada Madre. En vuestra agonía, Ella permaneció fiel junto a Vos. 
Luego, la encomendasteis a vuestro fiel discípulo, Juan, diciendo a Maria: 
"Mujer, he aquí a tu hijo!" Y a Juan: "¡He aquí a tu Madre!"
Os suplico, ¡Oh mi Salvador!, por la espada de dolor que entonces traspasó 
el alma de vuestra Santísima Madre, que tengáis compasión de mí. Y, en todas mis 
aflicciones y tribulaciones, tanto corporales como espirituales, tened piedad de mí. 
Asistidme en todas mis pruebas, y especialmente en la hora de mi muerte.
 Amén.


Séptima oración


¡Oh Jesús, inagotable Fuente de compasión, ten compasión de mí! En profundo gesto de amor, 
habéis exclamado en la Cruz: "Tengo sed". Era sed por la salvación del género humano. 
¡Oh mi Salvador! Os ruego que inflaméis nuestros corazones con el deseo de 
dirigirnos a la perfección, en todas nuestras obras. Extinguid en nosotros la concupiscencia
 carnal y el ardor de los apetitos mundanos. 
Amén.


Octava oración


¡Oh Jesús, dulzura de los corazones y deleite del espíritu! Por el vinagre y la hiel amarga 
que habéis probado en la Cruz, por amor a nosotros, oíd nuestros ruegos. 
Concedednos la gracia de recibir dignamente vuestro Sacratísimo Cuerpo y Sangre Preciosísima 
durante nuestra vida, y también a la hora de la muerte, para servir de remedio 
y consuelo a nuestras almas. 
Amén.


Novena oración


¡Oh Jesús, virtud real y gozo del alma! Acordaos del dolor que habéis sentido, 
sumergido en un océano de amargura, al acercarse la muerte, insultado y ultrajado por los judíos.
 Clamasteis en voz alta que habíais sido abandonado por Vuestro Padre Celestial, 
diciéndole: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?". Por esta angustia, 
os suplico, ¡Oh mi Salvador!, que no me abandonéis en los terrores y dolores de mi muerte. 
Amén.


Décima oración


¡Oh Jesús, principio y fin de todas las cosas, sois la Vida y la Virtud plena! 
Acordaos que por causa nuestra fuisteis sumergido en un abismo de penas, sufriendo 
dolor desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. En consideración a l
a enormidad de vuestras llagas, enseñadme a guardar, por puro amor a vos, todos 
vuestros Mandamientos, cuyo camino en vuestra Ley Divina es amplio y agradable para 
aquellos que os aman. 
Amén.


Undécima oración


¡Oh Jesús, abismo muy profundo de Misericordia! En memoria de las llagas que 
penetraron hasta la médula de vuestros huesos y entrañas para atraerme hacia Vos, 
presento esta súplica. Yo, miserable pecador, profundamente sumergido en mis ofensas,
 pido que me apartéis del pecado. Ocultadme de vuestro rostro tan justamente irritado
 contra mí. Escondedme en los huecos de vuestras llagas hasta que vuestra cólera 
y justísima indignación hayan cesado. 
Amén.


Duodécima oración


¡Oh Jesús, Espejo de la Verdad, Sello de la Unidad y Vínculo de la Caridad! 
Acordaos de la multitud de llagas con que fuisteis herido, desde la cabeza hasta los pies
. Esas llagas fueron laceradas y enrojecidas, ¡Oh dulce Jesús!, por la efusión de vuestra
 adorable sangre. ¡Oh, qué dolor tan grande y repleto habéis sufrido por amor a nosotros, 
en vuestra carne virginal! ¡Dulcísimo Jesús! 
¿Qué hubisteis de hacer por nosotros que no hayáis hecho? Nada falta. 
¡Todo lo habéis cumplido! ¡Oh amable y adorable Jesús! Por el fiel recuerdo de vuestra Pasión, 
que el fruto meritorio de vuestros sufrimientos sea renovado en mi alma. 
Y que en mi corazón, vuestro amor aumente cada día hasta que llegue 
a contemplaros en la eternidad. ¡Oh amabilísimo Jesús! Vos sois el tesoro
 de toda alegría y dicha verdadera, que os pido me concedáis en el Cielo. 
Amén.


Decimotercera oración


¡Oh Jesús, fuerte León, Rey inmortal e invencible! 
Acordaos del inmenso dolor que habéis sufrido cuando, agotadas todas vuestras fuerzas, 
tanto morales como físicas, inclinasteis la cabeza y dijisteis: "Todo está consumado". 
Por esta angustia y dolor, os suplico, Señor Jesús, que tengáis piedad de mí 
en la hora de mi muerte cuando mi mente esté tremendamente perturbada y mi alma 
sumergida en angustia. 
Amén.



Decimocuarta oración


¡Oh Jesús, único Hijo del Padre Celestial, esplendor y semejanza de su esencia! 
Acordaos de la sencilla y humilde recomendación que hicisteis de vuestra alma, 
a vuestro Padre Eterno, diciéndole: "¡Padre en tus Manos encomiendo mi Espíritu!" 
Desgarrado vuestro cuerpo, destrozado vuestro corazón, y abiertas las entrañas 
de vuestra misericordia para redimirnos, habéis expirado. Por vuestra Preciosa Muerte, 
os suplico, ¡Oh Rey de los santos!, confortadme. Socorredme para resistir al demonio, 
a la carne y al mundo, a fin de que, estando muerto al mundo, viva yo solamente para Vos.
 Y, a la hora de mi muerte, recibid mi alma peregrina y desterrada que regresa a Vos. 
Amén.

Decimoquinta oración


¡Oh Jesús, verdadera y fecunda Vid! Acordaos de la abundante efusión de 
sangre que tan generosamente habéis derramado de vuestro sagrado cuerpo. 
Vuestra preciosa sangre fue derramada como el jugo de la uva bajo el lagar.
De vuestro costado, perforado con la lanza por un soldado, ha brotado sangre y agua,
 hasta no quedar en vuestro cuerpo gota alguna. Finalmente, como un haz de mirra, 
elevado a lo alto de la cruz, la muy fina y delicada carne vuestra fue destrozada;
la substancia de vuestro cuerpo fue marchitada y disecada la médula de vuestros huesos. 
Por esta amarga Pasión, y por la efusión de vuestra preciosa Sangre, os suplico, 
¡Oh dulcísimo Jesús!, que recibáis mi alma, cuando yo esté sufriendo en la agonía de mi muerte. 
Amén.

Conclusión


¡Oh Dulce Jesús! Herid mi corazón a fin de que mis lágrimas de amor y penitencia 
me sirvan de pan, día y noche. Convertidme enteramente, ¡Oh mi Señor!, a Vos. 
Haced que mi corazón sea vuestra habitación perpetua. Y que mi conversación sea 
agradable. Que el fin de mi vida os sea de tal suerte loable, que después de mi muerte 
pueda merecer vuestro Paraíso; y alabaros para siempre en el Cielo con todos vuestros santos.
 Amén. 


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Santa Brígida de Suecia (1303-1373). Fue declarada santa en 1391; 
es considerada además la santa patrona de Suecia, aptrona de las viudas y 
una de las patronas de Europa.
 Su fiesta es el 23 de julio.

Santa Brigida, escribió: "Mi amado hermano, yo estaba sumergida en las más grandes 
amarguras de la vida. El dolor, la enfermedad, la pobreza y el abandono me afligían. 
Con amor, cada tarde leí estas Oraciones,
 mi vida ha sido transformada milagrosamente y el Señor, fiel a sus promesas, 
me ha colmado de gozo, bienestar, riqueza y consuelo. Lo que Jesús ha hecho por mí,
 miserable pecadora, lo hará también por ti, mi amado hermano. Lee cada día estas oraciones".


Todos estos privilegios fueron prometidos a Santa Brígida desde una imagen de nuestro 
Señor Jesucristo Crucificado, a condición de que ella rezase todos los días estas oraciones, 
y son también prometidos a todos aquellos que las recen devotamente 
cada día durante el período de un año.

La santa, durante su vida, tuvo numerosas visiones. 
Deseaba saber el número de los 
golpes que nuestro Señor había recibido durante su Pasión, 
un día Él se le apareció diciéndole: 
«Hija mía, he recibido 5480 golpes sobre mi cuerpo.
 Si tú quieres honrarlos dirás 15 Padrenuestros y 1
5 Ave Marías con las oraciones siguientes
 (que le enseñó) durante un año. Pasado el año,
 tú me habrás honrado por cada una de mis llagas».
Y añadió: «Quienquiera que rece estas oraciones
 durante un año tendrá estos beneficios":


1. Liberará del Purgatorio a quince almas de su estirpe.
2. Quince justos de su estirpe serán confirmados y conservados en gracia.
3. Quince pecadores de su estirpe se convertirán.
4. La persona que las rece llegará al mayor grado de perfección.
5. Quince días antes de morir recibirá mi precioso 
Cuerpo de modo que será liberado
 del hambre eterno y beberá mi preciosa Sangre para 
que no tenga sed en la eternidad.
6. Quince días antes de morir tendrá una contrición 
amarga de todos sus pecados y un 
perfecto conocimiento de ellos.
7. Pondré el signo de mi Cruz victorioso ante ella
 para socorrerla y defenderla contra los
 ataques de sus enemigos.
8. Antes de su muerte yo vendré a ella con mi amada Madre.
9. Recibiré con bondad su alma y la llevaré a los gozos eternos.
10. Y, conduciéndola hasta allá le daré, con singular trato, 
a beber de la fuente de mi divinidad; cosa que no haré con aquellos que no
 hayan recitado estas oraciones.
11. Necesitas saber que a quienquiera que haya vivido durante treinta 
años en pecado mortal y diga devotamente estas Oraciones o se haya 
propuesto hacerlo, yo le perdonaré todos sus pecados.
12. Lo defenderé de las tentaciones.
13. Le conservaré sus cinco sentidos.
14. Lo preservaré de la muerte repentina.
15. Salvaré su alma de las penas eternas.
16. Obtendrá todo lo que pidiera a Dios y a la Santa Virgen María.
17. Si hubiera vivido siempre según su propia 
voluntad y debiera de morir mañana, 
su vida se prolongará.
18. Todas las veces que rezare estas oraciones 
ganará la indulgencia parcial. 19.
 Estará seguro de estar junto al coro de los Ángeles.
20. Si alguien las enseñara a otro, tendrá gozo y mérito sin fin, 
estables sobre la tierra y eternamente en Cielo.
21. Donde fueran pronunciadas estas oraciones,
 Dios estará presente con su gracia».

Si multiplicamos las quince oraciones por los trescientos 
sesenta y cinco días del año, 
nos da un total de cinco mil cuatrocientos setenta y cinco azotes.
 Parece ser que los otros cinco se refiere a sus otras cinco llagas 
(manos, pies y costado) 
que, en este caso, no fueron producidas por el látigo, 
sino por los clavos y la lanza. 
Estas cinco llagas más los cinco mil 
cuatrocientos setenta y cinco azotes, 
da un total de cinco mil cuatrocientos 
ochenta golpes que recibió, en su Cuerpo, 
Nuestro Señor Jesucristo.

domingo, 24 de junio de 2012

SAN JUAN BAUTISTA. ORACIÓN.


Hoy día del nacimiento de San Juan Bautista, celebramos a todos los que se llaman Juan. A todos los que llevan este nombre les deseamos muchas felicidades con la bendición de Dios.

Sagrado precursor de Cristo, que santificado en el vientre de vuestra madre, fuiste la admiración del mundo en el ejercicio de las virtudes y en los privilegios con que te enriqueció Dios. Ángel en la castidad, apóstol en el celo y predicación, y mártir en la constancia con que por reprender al incestuoso Herodes ofrecisteis la cabeza al cuchillo, y en las luces sobrenaturales de que te dotó el cielo, profeta del que llegó a decir el mismo Cristo: "Entre los nacidos de las mujeres ninguno mayor que Juan Bautista"; suplica al Señor que: por tu penitencia me haga mortificado, por tu soledad, recogido, por tu silencio, callado, casto por tu virginidad, espiritual por tu contemplación, e invencible a mis pasiones por la victoria que tu alcanzaste de tus enemigos, para que logre verte en la patria eterna. Amén.