San Mateo 25,31-46.
Al finalizar el año litúrgico, por si todavía no hemos ahondado en el misterio de Cristo suficientemente, el evangelio nos muestra a un rey muy especial. Es un monarca que muestra su corazón y cuáles son sus preferidos; un rey alérgico a tronos y cetros que se hace muy próximo a las personas que viven la limitación, la enfermedad o la exclusión. Un rey así no lo encontramos en ningún cuento o historia de reinos lejanos, por muy fantásticos que sean.
Ese rey es Cristo, cuyo Rostro, de manera viva y sorprendente, lo podemos encontrar en el que tiene hambre o sed, en el forastero o en los sin techo, en el desnudo, en el enfermo o en el privado de libertad. Habrá muchos que hayan encontrado ese Rostro en otros rostros. Par aló que aún no lo han descubierto, este evangelio ofrece pistas contundentes.
Enriqueta Aymer, Fundadora de los Sagrados Corazones, cuya fiesta celebramos hoy, lo encontró en los que necesitaron de su amor y de su entrega. Ella lo dejó todo y dejó que Dios lo hiciera todo en ella, hasta consumirse como un cirio. Rezamos por la Congregación de los Sagrados Corazones.
Dibu: Patxi Velasco FANO
Texto: Fernando Cordero ss.cc.
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