En
aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le
contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?» Pilato
replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado
a mí; ¿qué has hecho?» Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi
reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en
manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.» Pilato le dijo: «Conque, ¿tú
eres rey?» Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y
para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de
la verdad escucha mi voz.»
EXAMEN ANTE EL TESTIGO
DE LA VERDAD
Dentro
del proceso en el que se va a decidir la ejecución de Jesús, el evangelio de
Juan ofrece un sorprendente diálogo privado entre Pilato, representante del
imperio más poderoso de la Tierra y
Jesús, un reo maniatado que se presenta como testigo de la verdad.
Precisamente
Pilato quiere, al parecer, saber la verdad que se encierra en aquel extraño
personaje que tiene ante su trono: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús va a
responder exponiendo su verdad en dos afirmaciones fundamentales, muy queridas
al evangelista Juan.
«Mi
reino no es de este mundo». Jesús no es rey al estilo que Pilato puede
imaginar. No pretende ocupar el trono de Israel ni disputar a Tiberio su poder
imperial. Jesús no pertenece a ese sistema en el que se mueve el prefecto de
Roma, sostenido por la injusticia y la mentira. No se apoya en la fuerza de las
armas. Tiene un fundamento completamente diferente. Su realeza proviene del
amor de Dios al mundo.
Pero
añade a continuación algo muy importante: «Soy rey... y he venido al mundo para
ser testigo de la verdad». Es en este mundo donde quiere ejercer su realeza,
pero de una forma sorprendente. No viene a gobernar como Tiberio sino a ser
«testigo de la verdad» introduciendo el amor y la justicia de Dios en la
historia humana.
Esta
verdad que Jesús trae consigo no es una doctrina teórica. Es una llamada que
puede transformar la vida de las personas. Lo había dicho Jesús: «Si os
mantenéis fieles a mi Palabra... conoceréis la verdad y la verdad os hará
libres». Ser fieles al Evangelio de Jesús es una experiencia única pues lleva a
conocer una verdad liberadora, capaz de hacer nuestra vida más humana.
Jesucristo
es la única verdad de la que nos está permitido vivir a los cristianos.
· ¿No
necesitamos en la Iglesia de
Jesús hacer un examen de conciencia colectivo ante el «Testigo de la
Verdad »?
·
¿Atrevernos a discernir con humildad qué hay de verdad y qué hay de mentira en
nuestro seguimiento a Jesús?
·
¿Dónde hay verdad liberadora y dónde mentira que nos esclaviza?
· ¿No
necesitamos dar pasos hacia mayores niveles de verdad humana y evangélica en
nuestras vidas, nuestras comunidades y nuestras instituciones?
José
Antonio Pagola
FUENTE:http://www.reflejosdeluz.net/
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