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domingo, 27 de noviembre de 2011

PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO EN EL AVE MARIA.

    
 Si anoche celebrar el primer domingo de Adviento con las comunidades neocatecumenales fue enriquecedor para mi, esta mañana en la misa de doce, la de los niños, ha sido como tocar con ambas manos el cielo. Comienza para el cristiano el verdadero año. Es una nueva oportunidad de conversión que ninguno debiéramos desaprovechar, sería una lastima perder otra. 
   En casa hoy el Señor no ha permitido comenzar este Adviento juntos. Pepe vino el viernes a recoger alguna ropa. Anoche se quedó con los niños en casa, pero esta mañana hemos asistido los cuatros a misa de  doce. Junto a la Iglesia de Cristo, hemos encendido en nuestros corazones la vela verde, el color de la esperanza, en estos tiempos de crisis la esperanza nos brindará a todos la fuerza necesaria para luchar contra la adversidad y ser capaces de esperar. Por que no es solo necesidad y sufrimiento lo que debe acontecer en la vida, aunque hay rachas dificiles como la que atraviesa social y economicamente mi país. Como decía D.Antero que ahora se encuentra en Roma: un cristiano triste, no es más que un triste cristiano. Y ante las adversidades ¿que mejor que mantener prendida la luz de la esperanza?




 






  A pesar de que el Adviento es un tiempo de espera y preparación en el cual el silencio y la oración nos ayudará y enriquecerá, en mi parroquia hoy la fiesta junto a Jesucristo consagrado ha sido la mejor forma de empezar este nuevo año litúrgico. Dios ha bendecido mi parroquia con un sacerdote joven, D. Raúl, no digo joven solo por su edad, si no también por su espíritu y su entusiasmo. Da vida a la celebración con el carisma que Dios le ha regalado y que él no duda en compartir. Yo hacia años que no me divertía y disfrutaba tanto en una Eucaristía de niños.  Y a juzgar por las caras de la mayoría, se que no he sido la única. D. Raúl no depara en coger la guitarra y participar cantando, los niñ@s participan activamente de la celebración. A mi personalmente me parece algo fundamental, el dejar a los niñ@s participar y disfrutar porque sin duda para todos debería de ser la fiesta más importante ir a hacer comunión con Dios que se hace hombre en la persona de su Hijo Jesucristo y que no conformandose con eso, se queda con nosotros, para unirse más íntimamente a la naturaleza humana, a cada uno de nosotros una y otra vez cada vez que comulgamos y le tomamos consagrado ya en el pan y el vino. ¿Pueden a lo largo de nuestra vida invitarnos a una fiesta más importante que a esta? 
Nuestra corona de adviento este año es muy especial y diferente a la que se ha colocado otros años y D. Raúl se la explicado a los peques. Además de su sentido y de lo que representa, también les ha explicado lo curioso del diseño que luce este año, aunque eso os lo contaré en otra entrada esta semana. Porque es una catequesis preciosa.
La frase de Adviento de este año está sin completar y durante la homilía al tiempo que se explicaba las lecturas proclamadas, los niñ@s participaban gracias a las preguntas que D. Raúl, micro en mano y con una de las catequistas haciendo una pequeña actuación han interactuado y concluido con la ayuda de los niñ@s  la frase del muro del altar precedida por El Crucificado.
"Esperamos con ilusión
el nacimiento de Cristo
preparándonos en silencio"
Luego la celebración ha continuado, D. Raúl ha recordado a los niños quien les ayudan en la iglesia a prepararse y cuando los niñ@s han respondido que sus catequistas, ha hecho a estos subir a los escalones de altar y le hemos dado un aplauso. Uno literal, para que la trupe de pequeñajos no se desmadre y hay que ver lo bien que se compenetran, ja,ja. Es gratificante sentir esa alegría en la casa de Dios. Y ese clima de bienestar que se forma entre niñ@s y adultos , entre catequistas, monaguillos, el sacerdote, el diacono y por supuesto Jesucristo que se hace presente en medio de todos. Se puede palpar Al espíritu Santo dando vueltas sobre nuestras cabezas, deseando encontrar un corazón preparado para acampar en el y anidar dentro. Yo me sentía tan feliz allí con mi marido y mis hijos, miraba sus caras y no necesitaba preguntar para darme cuenta de que eran tan felices como yo.
Ver a Jesucristo elevado en medio de tanta alegría, me ha llenado de esperanza. Realmente en ese momento le he sentido susurrarme de nuevo que no era casualidad el que hoy estuviera allí con mi familia. Y me ha animado una vez más a no tener miedo, a ser valiente. A estar alerta, mirar a mi alrededor. Me ha dicho: "Mira las caritas de estos pequeños, así quiero verte, como están ellos ahora, alegres y sin preocupaciones, que yo me encargaré de todo" Y me entró una bulla terrible por ir a recibirlo, quería hacer comunión con Él, parecía que la cola no avanzaba y mientras me aproximaba cantando, le pedía que no me soltase de la mano, que no me deje perder esa prontitud y que pueda llevarla a otros aspectos de mi vida.
El Padre Nuestro también lo cantamos y medio lo bailamos balanceandonos de lado a lado cogidos todos los asistentes de las manos. Hoy especialmente he deseado tener realmente viva la esperanza de que eso pueda suceder que podamos darnos la mano en todos los aspectos y que se rompan los individualismos que nos separan. Dios nos permita vivir a todos un Adviento diferente este año, que realmente encontremos disposición y el momento de velad en silencio, que este Adviento sirva para la conversión de cada uno de nosotros y la de muchos en comunión con el Mesías que gesta María en su vientre. Ese Dios tan cercano que he podido experimentar en la celebración de hoy, ese Dios-con-nosotros que tiene el poder de encender nuestro corazón y convertirlo en antorcha de amor que de luz a otros.

Feliz Adviento te deseo con el mejor de mis sentimientos. Que este primer tiempo litúrgico engendré dentro de ti y de mi un Niño que no sea abortado. Que Dios Padre con su Santo Espíritu nos ilumine y podamos  dar a la luz.  Que nuestro testimonio pueda hacer reinar en el mundo a Jesucristo como lo que es: El Rey del universo y el Dios con nosotros.

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