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sábado, 19 de noviembre de 2011

PRIMEROS CRISTIANOS.

Los del Camino




Los primeros cristianos antes de llamarse cristianos, según dicen los Hechos de los apóstoles se llamaban “los del camino”(Hechos,9,2).Es el humilde camino de Jesús que molesta a los que usan la religión como pretexto para los ídolos y el enriquecimiento (Hechos, 9,23)El camino de Jesús, que iba de un lado para otro anunciando el reino de Dios y convocando a quienes querían seguirle. Algunos ya pensaban en su época que el seguirle les llevaría al poder, a sentarse uno a su derecha otro a su izquierda (Mt.20, 20-28). Es una idea que no se les ha quitado la cabeza a muchos. A pesar de que él no paraba de insistir en su camino de humildad: “El que quiera ser el primero que sea el servidor...”

Jesús el Pez Divino


El cristianismo primitivo adoptó como símbolo de su nueva fe el pez. La palabra griega pez "Ichthus” representaba las siglas, en clave, de sus señas de identidad: " Iesous Cristós Theou Uios Soter”, o " Jesucristo el Hijo de Dios y Salvador".

El Evangelio del Espíritu Santo

El libro de los Hechos no pretende narrar lo que hizo cada uno de los apóstoles, sino que toma, como lo hicieron los evangelistas, los hechos principales que el Espíritu santo ha sugerido al autor para alimento de nuestra fe (cf. Luc. 1,4; Juan 20,31). Dios nos muestra aquí, con un interés histórico y dramático incomparable lo que fue la vida y el apostolado de la Iglesia en los primeros decenios (años 30-63 del nacimiento de Cristo), y el papel que en ellos desempeñaron los Príncipes de los Apóstoles, Pedro ( cap. 1-12) y Pablo (cap. 13-28).


La parte más extensa se dedica, pues, a los viajes, trabajos y triunfos de este Apóstol de los gentiles, hasta su primer cautiverio en Roma.Con esto se detiene el autor casi inopinadamente, dando la impresión de que pensaba escribir más adelante otro tratado. No hay duda de que ese autor es la misma persona que escribió el tercer Evangelio. Terminado éste, San Lucas retoma el hilo de la narración y compone el libro de los Hechos (véase 1,1), que dedica al mismo Teófilo (Luc. 1,1 ss.). Los santos Padres, principalmente S. Policarpo, S. Clemente Romano, S. Ignacio Mártir, S. Ireneo, S. Justino etc., como también la crítica moderna, atestiguan y reconocen que se trata unánimemente de una obra de Lucas, nativo sirio antioqueno, médico y colaborador de San Pablo, con quien se presenta él mismo en muchos pasajes de su relato (16, 10-17; 20, 5-15; 21,1-18; 27,1-28, 16). Escribió, en griego, el idioma corriente entonces, de cuyo original procede la presente versión, pero su lenguaje contiene también aramaísmos que se hace ver la nacionalidad del autor. La composición data de Roma hacia el año 63, poco antes del fin de la primera prisión romana de S. Pablo, es decir cinco años antes de su muerte y también antes de la terrible destrucción de Jerusalén (70 d.C.), o sea cuando la vida y el culto de Israel continuaban normalmente.

Pablo, Perseguidor y Apostol

San Pablo fue un judío célebre por ser cazador y persecutor de los seguidores de Cristo. A Pablo, se le aparece directamente Jesús y, queda convertido en apóstol, de la misma categoría que quienes habían visto y seguido al Señor, durante su vida pública.


En Damasco recibe la iluminación de lo alto. Cae a tierra y en ese momento dramático Cristo le hace ver su error. En esta circunstancia Jesús se revela plenamente a Pablo como el que ha resu-citado de entre los muertos. Al Apóstol se le concede, así, «ver al Justo y oír su voz» (Hch 22, 14). Desde aquel momento, Pablo es constituido «apóstol» como los Doce, y podrá afirmar, dirigiéndose a los Gálatas: «Aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo, para que lo anunciase entre los gentiles» (Ga 1, 15-16).

Las persecusiones y Martirio

La primera persecución de la Iglesia tuvo lugar en el año 67, bajo Nerón, el sexto emperador de Roma. Este monarca reinó por el espacio de cinco años de una manera tolerable, pero luego dio rienda suelta al mayor desenfreno y a las más atroces barbaridades. Entre otros caprichos diabólicos, ordenó que la ciudad de Roma fuera incendiada, orden que fue cumplida por sus oficiales, guardas y siervos. Mientras la ciudad imperial estaba en llamas, subió a la torre de Mecenas, tocando la lira y cantando el cántico del incendio de Troya, declarando abiertamente que "deseaba la ruina de todas las cosas antes de su muerte".
Además del gran edificio del Circo, muchos otros palacios y casas quedaron destruidos; varios miles de personas pere-cieron en las llamas, o se ahogaron en el humo, o queda-ron sepultados bajo las ruinas.
Este terrible incendio duró nueve días. Cuando Nerón descubrió que, su conducta era intensamente censurada, y que era objeto de un profundo odio, decidió inculpar a los cristianos, a la vez para excusarse para aprovechar la oportunidad para llenar su mirada con nuevas crueldades. Esta fue la causa de la primera persecución; y las brutalidades cometidas contra los cristianos fueron tales que incluso movieron a los mismos romanos a compasión. Nerón incluso refinó sus crueldades e inventó todo tipo de castigos contra los cristianos que pudiera inventar la más infernal imaginación. En particular, hizo que algunos fueran cosidos en pieles de animales silvestres, antojándolos a los perros hasta que expiraran; a otros los vistió de camisas atiesadas con cera, atándolos a postes, y los encendió en sus jardines, para iluminarlos. Esta persecución fue general por todo el Imperio Romano; pero más bien aumentó que disminuyó el espíritu del cristianismo. Fue durante esta persecución que fueron martirizados San Pablo y San Pedro.

Quienes eran


Los cristianos no se diferencian ni por el país donde habitan, ni por la lengua que hablan, ni por el modo de vestir. No se aíslan en sus ciudades, ni emplean lenguajes particula-res: la misma vida que llevan no tiene nada de extraño. Su doctrina no nace de disquisiciones de intelectuales ni tampoco siguen, como hacen tantos, un sistema filosófico, fruto del pensamiento humano. Viven en ciudades griegas o extranjeras, según los casos, y se adaptan a las tradiciones locales lo mismo en el vestir que en el comer, y dan testimonio en las cosas de cada día de una forma de vivir que, según el parecer de todos, tiene algo de extraordinario". (vid. Autor desconocido, Siglo II-III, Carta a Diogneto)

Historia de Pedro


Cristo resucitado es el fundamento de la Iglesia: "porque nadie puede poner otro fundamento que el que está ya puesto, que es Jesus". Sin embargo, el mismo Jesús quiso que su Iglesia tuviese un fundamento visible que serán Pedro y sus sucesores. Jesús presenta la vocación singular de Pedro en la imagen de roca firme. Pedro= Petros= Quefá= Piedra= Roca. Es el primero que Jesús llama y lo nombra roca sobre la cual construirá su Iglesia. Pedro es el primer Papa ya que recibió la suprema potestad pontificia del mismo Jesucristo. El ministerio Petrino asegura los cimientos que garantizan la indefectibilidad de la Iglesia en el tiempo y en las tormentas. La barca del pescador de Galilea es ahora la Iglesia de Cristo. Los peces son ahora los hombres.

Donde Vivian

"Las catacumbas hablan de la solida-ridad que unía a los hermanos en la fe: las ofrendas de cada uno permitían la sepultura de todos los difuntos, incluso de los más indi-gentes, que no podían afrontar el gasto de la compra o la preparación de la tumba. Esta caridad colectiva representó una de las características fundamentales de las comunidades cristianas de los primeros siglos y una defensa contra la tentación de volver a las antiguas formas religiosas".

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