Al que prepara el camino al Mesías, Juan el Bautista, le toca barrer los caminos, quitar los obstáculos, limpiar, arreglar la senda para que se pueda transitar sin dificultad. Copiémonos de Juan. Vayamos detrás de él con la segunda vela de Adviento, intentemos prender luz de la llama de su profunda fe que acelera el tic-tac de nuestro reloj peregrino.
¡Pongámonos en camino, con ánimo, incansablemente! Merece la pena el esfuerzo. No podemos quedarnos parados. Con el Bautista aprendemos a no ser protagonistas, sino servidores, gente que señala dónde está Belén, dónde está le misterio del Dios que se encarna y se hace pobre para compartir nuestra vida. La esperanza del Adviento nos impulsa, es dinámica, no se puede quedar quieta. ¡Adelante!
¡Adelante con sueños, dificultades, promesas, deseos, retos…! ¡Adelante en el camino hacia Belén! Que nadie nos pare. Preparémonos por las sendas de la oración y de la entrega.
Dibu: Patxi Velasco FANO
Texto: Fernando Cordero ss.cc.
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