En este mismo instante y en cada momento de mi vida, hay una presencia dentro de mí. Quizá no pueda ver Su presencia, pero Dios está conmigo. Y los efectos maravillosos de Su grandeza tienen largo alcance.
Tanto da que pase de un lado del cuarto a otro de un rincón del mundo a otro lejano: la presencia de Dios continúa conmigo, protegiéndome y amándome.
Aspiro hondo y sé que estoy aspirando la divinidad. Siento la Tierra bajo mis pies y sé que estoy tocando el refugio que Dios nos dio.
Y porque Dios se ocupa de satisfacer mis necesidades, que tenga aire para respirar y alimentos para comer, ¿cómo no sentir continuamente Su presencia protectora en mí? La presencia de Dios está conmigo ahora... y siempre.
Gra Baq
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Te gustó?
Puedes decirme que te ha parecido.
También proponer que te gustaría encontrar en otras futuras entradas.