El ser que habita en mí me va creciendo
y me transforma en ascua de su llama.
Son dos vidas en una. Como cuando
un hijo me crecía en las entrañas.
Vive en mi seno. Late en mi latido.
Mira con mi mirada.
Soy un templo sagrado
una reliquia santa.
Crece mi Dios en mí. Yo, poco a poco
voy volviendo a mi nada.
¡Oh dichosa fusión, oh dulce vida
en que mi levedad se me adelgaza
y este Dios trinitario que me habita
va modelando en mí su semejanza!
Pero el Ser me contiene. En Él resido
de su propia sustancia sustentada.
Como el niño en el seno de su madre,
en el seno de Dios vivo instalada.
Sumergida en su Vida.
Envuelta en su mirada.
En Él respiro. Me alimento
de su propia sustancia.
En el amnios divino estoy sumida.
Voy madurando en El. Y cuando nazca
seré imagen del Hijo
porque seré su voz y su palabra.
¡Oh Dios, que me contienes y me habitas
en doble gestación de amor y gracia!
María Ángeles Gómez Pascual
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