Rezarlo por el campo, de excursión, un poco cada uno a lo suyo: los niños cortando flores, empujándose, riendo, corriendo por la orilla del mar..., los mayores más formales, pero sin reñir nunca a los niños que siguen siendo lo que son: niños. Rezar el Rosario es una experiencia que da alegría, nunca tristeza, y más con los pequeños. El Rosario nos lleva hasta María, la Madre del Niño Jesús y de su mano estamos todos juntos. También están a nuestro lado nuestros ángeles de la guarda. Los padres deben comentar todo esto con viveza a los hijos.
Siempre ofrecerlo, no imponerlo. Acortarlo al máximo, sin letanías ni nada, sin siquiera introducir ninguna cosa, solo el Rosario a secas. O sea los 5 Padrenuestros, las 50 Avemarías y los 5 Glorias y nada más y solo para la Virgen, sin pedir nada a cambio a menos que esté pasando algo particularmente importante para la familia y los niños lo lleguen a comprender.
En el corazón de la oración se está bien con los niños, el Señor quiere que los niños se le acerquen y les hemos de ayudar nosotros a que lo hagan, de lo contrario ellos lo ven todo como muy lejos, como inalcanzable. La familia es la roca firme donde se asientan las mejores cosas, también la fe desde pequeñas experiencias como una oración, un corto comentario al Evangelio de la Misa dominical, un Rosario rezado con devoción y alegría... Los niños, como esponjas marinas, se llenarán de todo lo bueno que los padres practiquen, también de lo malo... por eso, llevémoslos hasta Jesús, con Él a su lado no caerán en lo malo, ni nuestro ni suyo. Y siempre tendrán un comportamiento cristiano, serán cristianos.
Siempre ofrecerlo, no imponerlo. Acortarlo al máximo, sin letanías ni nada, sin siquiera introducir ninguna cosa, solo el Rosario a secas. O sea los 5 Padrenuestros, las 50 Avemarías y los 5 Glorias y nada más y solo para la Virgen, sin pedir nada a cambio a menos que esté pasando algo particularmente importante para la familia y los niños lo lleguen a comprender.
En el corazón de la oración se está bien con los niños, el Señor quiere que los niños se le acerquen y les hemos de ayudar nosotros a que lo hagan, de lo contrario ellos lo ven todo como muy lejos, como inalcanzable. La familia es la roca firme donde se asientan las mejores cosas, también la fe desde pequeñas experiencias como una oración, un corto comentario al Evangelio de la Misa dominical, un Rosario rezado con devoción y alegría... Los niños, como esponjas marinas, se llenarán de todo lo bueno que los padres practiquen, también de lo malo... por eso, llevémoslos hasta Jesús, con Él a su lado no caerán en lo malo, ni nuestro ni suyo. Y siempre tendrán un comportamiento cristiano, serán cristianos.
La imagen de Heiner Rothfuchs en cuya ilustración no vemos al resto de la familia porque el padre acaba de preguntar si les apetece rezar el Rosario y el más pequeño ha corrido a su lado para decirle que sí, que empiece ya. Y su papá lo va a empezar en cuanto los otros más mayorcitos y la mamá de ellos se acerquen un poco más para poderse oír unos a otros. Además guardará su pipa en el bolsillo hasta que acabe. Así de contentos van todos, y hasta el de 15 años que en otras cosas es muy remolón.
Fuente: POR TI MADRUGO, AUTORA mj bo
Enlace aquí:Rezar el Rosario en familia.
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