4º DOMINGO DE ADVIENTO.
Mateo 1, 18-24.
Hoy me vine de misa muy contenta, pidiendo al Señor que me ayudase a tener la mente abierta del mismo modo que la tuvo San José cuando el ángel le manifestó el misterio de la concepción de María. También le he pedido que me ayude a ser docil, como fue José frente la historia de su vida. Nadie le había avisado de lo que se le venia encima, de la tarea de ser padre adoptivo del mismo Dios. Pero él no renegó, por el contrario, asumió su papel de padre del Mesias y cuidó del Niño y de su Madre como sólo un Justo Varón con un corazón como el de José tan enamorado de la Virgen
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