Domingo 1º de Adviento.
San Mateo 24,37-44.
Si os fijáis bien, en su pergamino Isaías muestra una lanza que se transforma en azada: un instrumento de violencia se convierte en instrumento que hace crecer la vida y el sustento. Los tanques se convierten en tractores: lo que genera destrucción se transforma en máquina generadora de alegría para la tierra. Las caras tristes dibujan la sonrisa de la esperanza y la confianza en Dios. El puño cerrado se abre y convierte en mano para dar y darse. Y, también pedimos con el profeta, que las vallas con cuchillas se transformen en auténticos lugares “sin fronteras” para compartir el mismo amor de ser hermanos. Ojalá esto no se quede en una utopía del tiempo de Adviento.
Buena tarea la que nos propone Isaías en esta primera semana. Semana para preparar un trocito de la cuna de Jesús, que ya viene.
¡Feliz tiempo de Adviento, amigos!
Fuente aquí.
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