Es muy importante que cada día recemos a María. Ella es como nuestra supermamá que todo lo puede. Y cuando nos acordamos de ella, se pone muy contenta. María quiere tanto a l@s niñ@s como a su propio Hijo Jesús.
Querida Madre. Acompáñame todos los días.
Ayúdame a portarme bien
y ser un buen hijo, servicial y atento
para lo que necesiten mis papás.
Quiero ser un buen hermano,
que no discuta ni me pelee tan fácil
por cosas que no son importantes.
Dame una manito en las cosas de la escuela
y ayúdame a tener siempre
una sonrisa para todos los que me rodean.
Ayúdame a vivir haciendo el bien,
como le enseñaste a tu hijo Jesús.
Ayúdame a ser como El y quererle con el alma y la vida.
Fuente: http://oracato.blogspot.com/
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