Nació en Comas, en el alto Egipto. Hablan de el que en su juventud alrededor de los veinte años vendió todos sus bienes y repartió todo entre los pobres del lugar sin quedarse nada para si y se fue al monte a vivir con una comunidad que hacía ascética, eso significa vivir en completa pobreza rehusando cualquier bien material y viviendo sin ninguna comodidad. Son grupos que se dedican a vivir la religión en su estado más místico procurando encontrar la sabiduría del espíritu y renegando todo placer al cuerpo guardando abstinencias. Después de esa experiencia, vivió otra serie de años en el desierto ayudando y formando en ese tipo de vida a otros grupos de ermitaños, para más tarde terminar viviendo en completa soledad en el desierto. Su fama de hombre santo y austero era muy conocida por lo que venían de todo los lugares hombres a formar pequeños grupos ermitaños para ser por él instruidos. pese a ello San Antonio nunca vivió en congregación, dejo su vida ermitaña para ir a predicar a Alejandria en el 311 contra el arrianismo que había en aquella época.
Jerónimo de Estridón, en su vida de Pablo el Simple, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la leyenda, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales.
Se cuenta también que en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos (que estaban ciegos), en actitud de súplica. Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara. Pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. Además, en la Edad Media para mantener los hospitales soltaban los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio del famoso San Antonio, por lo que corría su fama. En la teología el colocar los animales junto a la figura de un cristiano era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que dominaba la creación.
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