San Deogratias fue obispo de Cartago, en África lo que en nuestros días es Tunez.
Vivió la invasión de los bárbaros en el 439. Fue conocido porque durante su mandato como obispo, liberó a muchos cautivos y les permitió cobijarse en las basílicas del lugar.
En el 453 llegó a Cartago como obispo, después de catorce años sin magisterio en aquel lugar. San Deogratias se encontró con un lugar desolado por la invasión barbara y con el secuestro como esclavos de los lugareños. No dudo en vender los signos de la Iglesia para que los esclavos fueran liberados y devueltos. Fue un hombre que luchó por los derechos humanos de los más desvalidos, cuando aún no existían leyes que les protegían. Por lo que los mandatarios de lugar lo tenían acechado para darle la muerte, pero nunca llegó al martirio porque Dios lo libró de pasar por él en el 456 pues se lo llevó sin que fuera apresado. El modo en que había luchado y protegido a los más pobres y desvalido le llevó a la santidad sin pasar por el martirio de la muerte.
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